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tsámiri m. paujil, paují (esp. de ave). V. acha.
tonkivoagantsi vtr. {itonkivoakari} avtr. encontrarse con. Chapi iatakera notomi ikenavagetakera, itonkivoakari matsontsori ovashi itonkutiri. Ayer cuando mi hijo se fue a cazar, se encontró con un jaguar al que le pegó un tiro. • Mayormente indica encontrarse con algo o con alguien inesperadamente. Noatakera noneerora pinato, ario notonkivoakaro pagiro opokakera irorori oneakerora oshinto. Cuando fui a visitar a mi cuñada, me encontré con mi suegra que también había venido a visitar a su hija. bvtr. chocar con. Okya nokontevetanakara, pokapaakerorokari ige, notonkivoakari akya yontompoitakena. Estaba saliendo (de casa) y mi hermano venía entrando, (así que) me choqué con él y él me golpeó en la cabeza. Antari novatuakera tsitsi, nokantiri notomi: “¡Neavake!, notonkivoikari”. Cuando estaba cortando leña (con el hacha), le dije a mi hijo: “¡Ojo!, ten cuidado porque puedo golpearte con el hacha (lit. cuidado que me choque contigo)”.
togagantsi vt. {itogakero} tumbar árboles. Ipokai apa yamakero acha ipakerira irirenti, impo ovashi itogakero inchato aratinkankitsirira aiñoni. Mi papá regresó trayendo el hacha que le dio su hermano y tumbó un árbol que estaba por ahí cerca. ◊ Tradicionalmente se decía que cuando se quería tumbar un árbol, si no se cortaba el tronco hasta adentro, su dueño onato o ogeniro no se escapaba, y el árbol no se caía. Pintogerora inchato, pinchakitakero pagavagetakero savi otinkamiku irishiganakera ogeniro ontuanakera. Garira, aratinkanake agachakiavetakempatyo gara otui. (Se dice que) cuando tumbas un árbol, hay que cortarlo bien adentro hasta el corazón para que su dueño se escape y el árbol se caiga. Si no, solamente va a seguir parado y puede ser cortado a ambos lados, pero no va a caerse.
tísoni m. gallinazo; buitre. ◊ Tradicionalmente algunos decían que si un muerto era comido por los buitres o gallinazos, ellos lo llevaban arriba de las nubes donde vivían y donde le convertían otra vez en una persona viva soplando en su corazón para inflarlo, o en sus huesos, especialmente en el caso de un ahogado (itapigairo). Primeramente, le cortaban la cabeza, sacaban su corazón y asaban su carne. Convertían el corazón en un nuevo cuerpo y le daban su propia carne para comer. Si la comía de inmediato todo estaba bien, pero si era una persona que nunca había comido cosas asquerosas (p.ej. tripa que no estaba bien lavada) se resistiría a comerla porque se daría cuenta que era su propia carne. Entonces el gallinazo le cortaría la cabeza otra vez, y el proceso comenzaría de nuevo. Se decía que cada vez que tenía que cortarle la cabeza los truenos sonaban pugarararaagn. Cuánto más rebelde que se ponía, cuánto más fuerte sonaban. Algunos contaban que si no se le podía hacer comer de su propia carne, le metían en una casa llamada Magisaantini Lugar del olvido para que se olvidara de su propia carne y comiera. Una vez que había comido su carne, ya podía comer todo lo que los buitres comían como si fuera algo normal. Otros contaban que a veces los gallinazos castigaban a la persona que no quería comer cosas asquerosas poniéndola en la extremidad de una rama delgada y dejándola balancearse con el viento. Si lloraba, sus lágrimas caían al suelo convertiéndose en llovizna. Tambíen algunos decían que unas personas trataban de acostumbrarse a comer cosas asquerosas aquí en la tierra para no sufrir allá con los buitres, sino poder comer su propia carne y todo lo que come el buitre, mientras otros decían que era al revés, y que la persona que tenía miedo a las cosas asquerosas aquí en la tierra, no iba a sufrir allá porque iba a ver su propia carne como si fuera carne de sachavaca; la persona que comía cosas asquerosas aquí en la tierra iba a tener miedo de comer su propia carne donde los buitres. ¶ Tradicionalmente se decía que era seguro que un niño se iba a enfermar y quizá iba a morir en caso de que divisara desde lejos que alguien estaba andando, ya sea a una sola persona o a varias, pero que al acercarse se daba cuenta de que era un buitre. De esto se echaba la culpa a la característica que se creía poseían los buitres de aparecerse a alguien para presagiar su muerte. V. tsavitetagantsi.